En el año 1997 editan la autoproducción Smilingraves,
con 14 temas propios grabados de forma primitiva. Se trata de una potente
sesión grabada en el mismo local de ensayo con un viejo Revox de
bobina, en una sola pista mono, mediante un único micrófono
de ambiente.
Acústica càusticA (mayo de 2000)
representa su debut en estudio con 16 cortes en hasta ocho idiomas, ya
reconvertidos en trio por la ausencia de Mr. Wells. Constituye
un rabioso y delirante tratado multilingüe sobre la muerte, el sufrimiento,
la decadencia, lo grotesco, las estrellas y el éxtasis, donde se
incluye la primera colaboración del griot urbano Sebastià
Roure. Julius Name y Charles Malson
se reparten las tareas vocales y literarias.
La elaborada producción de Schwarzloch
(2001, Maidins Music) presenta construcciones de cadencias pausadas, melodías
lánguidas y crepusculares, y guitarras arpegiadas y limpias. Las
estructuras, de una sencillez elaborada, tienden a la polifonía.
Los ambientes instrumentales narcóticos se alternan con susurros
y voces rasgadas. Quizás es la faceta más calmada que GRAVES
nos ha mostrado hasta ahora, pero no podemos decir que sea la menos turbadora.
En la, hasta ahora, última producción Eder Mundua
(2003, Maidins Music), trabajo póstumo de J. Machine,
GRAVES ha plasmado su visión más mística
y torturada. La música se presenta menos onírica y narcótica
que en su anterior entrega, resultando rítmicamente más
incisiva y despierta, y melódicamente más perturbadora y
brillante. Alrededor de unas raíces rock, pululan elucubraciones
varias que llegan casi hasta el free en intrincadas piezas inclasificables
donde irrumpen, en ocasiones, vocalizaciones en alemán, catalán,
euskera, sumerio antiguo o ákan, lengua de los ashantis de Ghana
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